Dermatólogía  Pediátrica

El niño presenta una patología dermatológica con algunas peculiaridades respecto a la del adulto. Además, el acercamiento al niño exige un trato y una empatía particular. Algunas enfermedades dermatológicas son muy frecuentes en la población pediátrica.

La dermatitis atópica es uno de los principales problemas dermatológicos de la infancia, afectando al 10-20% de la población infantil. Supone una de las principales causas de consulta dermatológica. Suele iniciarse antes de los 5 años. Se asocia frecuentemente a una historia personal o familiar de rinoconjuntivitis primaveral, eczemas o asma.

En los atópicos se produce una alteración de la función de la barrera epidérmica, por mutaciones en diferentes proteínas (filagrina,..). Se manifiesta en forma de placas rojizas sobre una piel seca. Produce mucho picor. Con frecuencia empeora por la noche y se agrava con el calor, sudor y la ropa de lana. Los niños suelen presentar muchas lesiones de rascado (excoriaciones). En los lactantes (desde el nacimiento hasta los 2 años de vida) el eczema tiene predilección por la cara, especialmente las mejillas. También pueden verse afectadas las superficies de extensión de las extremidades y las nalgas. Durante la infancia (entre los 2 y 14 años) las localizaciones más frecuentes son los pliegues de flexión de los codos y rodillas.

Altera significativamente la calidad de vida de los niños que la padecen. Un porcentaje elevado de pacientes ven remitir su enfermedad de forma espontánea antes de la pubertad. Afortunadamente, un manejo correcto de la enfermedad permite controlar la mayoría de los casos. Es fundamental hidratar la piel y evitar el contacto con algunos irritantes. Es aconsejable la ropa de algodón, lavándola con detergentes suaves y enjuagándola bien, evitar las temperaturas extremas, sus cambios bruscos y los ambientes que favorecen la sudación. No es necesario restringir alimento alguno excepto si se ha demostrado alergia. Intentar controlar el estrés por cuanto es un factor agravante. En los casos leves a moderados, puede ser necesaria la aplicación tópica de cremas/pomadas de corticoides o inmuno-moduladores (pimecrolimus, tacrolimus). En casos graves, a veces es necesario recurrir a tratamientos orales (corticoides, inmunosupresores como la ciclosporina o metotrexate) o las cabinas de radiaciones ultravioleta. Recientemente se ha aprobado el uso de un agente biológico, dupilumab, indicado para el tratamiento de la dermatitis atópica de moderada a grave en pacientes adultos y adolescentes a partir de 12 años candidatos a tratamiento sistémico.

La prevención del daño solar es muy importante en los niños con e fin de evitar el futuro envejecimiento cutáneo, el daño sobre los nevus melanocíticos (lunares) y el cáncer de piel. Un reconocimiento temprano de las lesiones que pueden dar lugar a una malignización, así como un estilo de vida saludable, es esencial para el cuidado de la piel infantil. Los bebés y niños más pequeños (menores de 3 años), así como los que tienen piel muy blanca (se queman con facilidad y casi nunca se ponen morenos), generalmente rubios o pelirrojos, son los más sensibles a los efectos nocivos de las radiaciones ultravioleta. Las medidas de fotoprotección más importantes incluyen evitar la exposición prolongada al sol, especialmente en las horas centrales del día, usar cremas o lociones con filtro solar que sean resistentes al agua con un factor de protección de al menos 20, así como utilizar ropas que cubran buena parte del cuerpo (camisetas con mangas, pantalones largos) y gorros.

Otras patologías frecuentes en los niños son los molluscum (infección por un virus con un alto poder de contagiosidad. Suele transmitirse por contacto directo piel-con-piel), las verrugas víricas palmares y plantares (papilomas) (infecciones causadas por el virus del papiloma humano. Afectan al 10% de la población y son más frecuentes en niños con dermatitis atópica. Se localizan frecuentemente en las manos. Existen numerosos tratamientos para curarlas: terapias físicas como la crioterapia o electrocirugía, químicas como los conocidos antiverrugas con ácido salicílico o ácido láctico, cirugía), los piojos en el cuero cabelludo o los hemangiomas (proliferación de vasos sanguíneos normales y anormales) y malformaciones vasculares infantiles.