Tratamiento de eczemas

Los eczema son muy frecuentes, constituyendo el segundo motivo más demandado de consulta dermatológica. Las formas más frecuentes son el eczema de contacto, eczema atópico (ver apartado de Dermatología pediátrica) y eczema seborreico (o dermatitis seborreica).

Por eczema de contacto se entiende toda dermatitis eczematosa que se produce en la piel debida a la acción externa de alguna sustancia. Se distinguen el eczema de contacto irritativo y el eczema de contacto alérgico.

El eczema de contacto irritativo se produce por un mecanismo no alérgico, de manera que suele manifestarse en cualquier persona expuesta si la concentración del irritante y el tiempo de aplicación es suficiente, si bien existe cierta variabilidad entre los individuos. Son numerosos los agentes que producen esta reacción: jabones, detergentes, medicamentos, productos animales, plantas,… Son productos habitualmente empleados en el hogar, actividad laboral, aficiones y la higiene diaria. Las personas con antecedentes de atopia se encuentran más predispuestas. Algunos factores físicos como el frío, calor, o la humedad excesiva o muy baja, también favorecen su aparición.  Lógicamente, aparece en la zona de contacto con el irritante, siendo las manos la más frecuente. Se acompaña de picor, sensación de escozor, quemazón, e incluso dolor. El tratamiento se basa en evitar el contacto con el agente causante (guantes, cremas barrera,..) y cremas antiinflamatorias (corticoides, inmunorreguladores,…).

El eczema de contacto alérgico es una reacción de hipersensibilidad (alergia). Por tanto, solo aparecerá tras el contacto con determinadas sustancias en aquellos individuos que sean alérgicos a dicho alergeno. Se conocen más de 2.000 alergenos.

Es importante determinar la localización de las lesiones y preguntar a la persona que lo padece acerca de los productos que se ha aplicado en dicha zona. Los principales alergenos son las sales de cromo (presente en metales, materiales de cuero,..), sulfato de níquel (productos de bisutería como pendientes, relojes, collares,..), fragancias (colonias, desodorantes, cremas y otros cosméticos), conservantes (cosméticos, productos de uso industrial,..), acelerantes y antioxidantes presentes en gomas, parafenilendiamina (tintes capilares,..),… El diagnóstico se confirma mediante las pruebas epicutáneas de contacto (aplicación del agente sospechoso en la piel sana del paciente).

La dermatitis o eczema seborreico es una afección muy frecuente (1-5% de la población), crónica, que afecta tanto a lactantes como a adultos. En los adultos se localiza habitualmente en el cuero cabelludo y áreas seborreicas de la cara (cejas, surco de la mejilla con la nariz, detrás de las orejas,..). Se manifiesta como enrojecimiento asociado a descamación y picor.

En la infancia tiende a desaparecer con el tiempo. En los adultos tiene un carácter recurrente, con periodos de empeoramiento relacionados frecuentemente con el estrés. Se trata habitualmente con hidratantes (emolientes), inmunomoduladores no esteroideos (tacrolimus y pimecrolimus) y corticoides tópicos.