Melanomas y lunares
Los lunares (nevus melanocíticos) son lesiones pigmentarias benignas caracterizadas por la presencia de células de la pigmentación (melanocitos) en diferentes tejidos, especialmente la piel.
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Los lunares
Los lunares (nevus melanocíticos) son lesiones pigmentarias benignas caracterizadas por la presencia de células de la pigmentación (melanocitos) en diferentes tejidos, especialmente la piel. El interés práctico viene dado por su potencial capacidad, muy variable, de degeneración a un tumor maligno (melanoma). Se distinguen varios tipos de lunares. Los más frecuentes son el nevus melanocítico congénito, nevus melanocítico adquirido común y el nevus atípico o displásico.
El nevus melanocítico congénito es una lesión pigmentada presente en el momento del nacimiento. Se observan en aproximadamente el 2-5% de los recién nacidos. Se distinguen los nevus pequeños, medianos, grandes y gigantes. Habitualmente crecen de forma proporcional al desarrollo del niño. El riesgo de malignización es variable. Se acepta que a mayor diámetro, mayor riesgo. De ahí que el riesgo entre los nevus gigantes oscile entre el 5-20%, habitualmente en los primeros años de la vida. En cambio, el poder de malignización de los nevus pequeños es muy bajo.
Los nevus melanocíticos adquiridos comunes se desarrollan a lo largo de la vida. Inicialmente tienen un crecimiento lento, se estabilizan y posteriormente a veces regresan de forma espontánea. Son muy frecuentes, especialmente en individuos de raza blanca. Se pueden observar como lesiones amarronadas o negruzcas planas o ligeramente elevadas, de tamaños variables. A veces incluso tiene el color de la piel normal. La gran mayoría tienen un comportamiento benigno y no llegan a degenerar a un melanoma.
La definición del nevus atípico o displásico está muy debatida. En cierto sentido, se intenta englobar en este concepto aquellas lesiones que tienen cierta variabilidad en su aspecto (regla ABCD: lesión Asimétrica, Bordes irregulares, Coloración irregular, Diámetro mayor de 6 mm) o en su imagen microscópica (arquitectura irregular, células de aspecto atípico,..). Su número es muy variable. Su importancia radica en que se han considerado como precursores potenciales de melanoma maligno, aunque igualmente existe controversia sobre este punto. Parece ser que el riesgo de malignización viene fundamentalmente dado por el número de lesiones atípicas y los antecedentes familiares de melanoma que presente el individuo.
El melanona
El melanoma es un tumor maligno de origen melanocítico. Es el cáncer de piel más agresivo. Su frecuencia se ha incrementado en los últimos años. Sus principales factores de riesgo son la exposición ultravioleta (sol, cabinas de bronceado) y alteraciones genéticas. Se presentan como lesiones pigmentadas que, en general, tienen las características de la regla ABCD, anteriormente mencionada, a la cual se añade la E (Evolución o crecimiento rápido). Un diagnóstico temprano es fundamental por cuanto posibilita un excelente pronóstico en las fases iniciales de la enfermedad. El pronóstico en fase tardía es muy sombrío.
Exploración periódica
Por todo lo anteriormente expuesto, es aconsejable una exploración periódica de la población, especialmente de aquellos que tengan un mayor número de lunares, con el fin de detectar precozmente lesiones sospechosas de melanoma o con alto riesgo de malignización. Esta exploración se puede llevar a cabo a simple vista, con el dermatoscopio manual o el dermatoscopio digital (mapeo de lunares).
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